¿ Cuantas veces cantamos canciones de obediencia a Dios pero nuestro corazón desea cosas que no agradan a Dios? ¿Cuántas veces decimos con orgullo que somos seguidores de Jesús pero no mostramos amor al prójimo?
La mejor forma de esquivar la exigencia de la ley de ese tiempo en cuanto al prójimo, era debatir el significado de quién es mi prójimo. Fulano de tal es mi projimo, pero fulano no…